Opinión

¡La culpa es de los marcianos!

Digo más: estoy convencido de que se han apoderado de los cerebros del gobierno si los hubiera o hubiese, que eso todavía no está claro

  • El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez -

Señoras y señores, nos hemos empecinado en culpar al sanchismo de todas las desgracias que se abaten, una tras otra, sobre España. No han sido pocas, desde luego. Fue llegar el Maniquí Que Camina a Moncloa y llegar el COVID, la tormenta Filomena, la erupción volcánica en La Palma, la DANA, el apagón en toda la península, el caos ferroviario…  ¿Casualidades? Hasta ahora hemos vivido muy tranquilos pensando que todo tenía un responsable: Sánchez y su banda. Pero ha llegado el momento de reconocer públicamente lo injusto de esta manera de pensar. Muchos de ustedes se preguntarán la razón por la cual digo esto y no, no me he dado un golpe en la cabeza con un poyete ni nadie ha intentado sobornarme.

Paso a explicarles los hechos que me mueven a rectificar. Según se acaba de saber, un archivo con más de 250 páginas de procedencia soviética, desclasificado recientemente por la CIA, confirma un incidente ocurrido en Siberia en 1991. Según dicho documento, un OVNI atacó a varios soldados soviéticos, convirtiéndolos en piedra. Tal cual.

Digamos en su descarga que los alienígenas tenían buenas razones para obrar así. Pasaban volando por encima de los rusos, que estaban de maniobras en aquellas gélidas tierras – casi tan frías como Burgos – cuando un soldado, al verlos, precipitóse y les largó un misil tierra-aire produciendo que el OVNI se escarallase contra el suelo. Los tripulantes salieron y, como el que no quiere la cosa, los dejaron a todos convertidos en piedra menos dos, que prudentemente se habían escondido. El hecho se declaró secreto de estado, se investigó qué tipo de energía podrían haber utilizado sin éxito alguno, y a día de hoy se ignora si los alienígenas hicieron un parte amistoso – nos tememos que no – para el siniestro total de su vehículo, si una grúa marciana los vino a recoger con un OVNI de sustitución, si tuvieron que coger un OVNI de línea, en fin, lo que fuere.

Una vez sabido esto, no cabe la menor duda: todo lo que está pasando en España es culpa de los marcianos. Ellos, y nadie más que ellos, están detrás de todo lo que nos pasa. Digo más: estoy convencido de que se han apoderado de los cerebros del gobierno si los hubiera o hubiese, que eso todavía no está claro. De ahí los cambios de opinión de Sánchez, las muecas de la vice Montero, el estupor constante en la cara de Bolaños o que Begoña haya desaparecido como por ensalmo. ¿Qué desaparecida ni qué niño muerto? ¡La han abducido, señores, la han abducido!

Esto es tan solo un supositorio intelectual, intuyo que es perfectamente posible que muchos de los que integran el sanchismo sean marcianos

Es más, y esto es tan solo un supositorio intelectual, intuyo que es perfectamente posible que muchos de los que integran el sanchismo sean marcianos y no tan solo por las marcianadas que hacen, sino porque hayan adoptado nuestro aspecto físico para ejecutar sus maléficos planes desde dentro. ¿No han visto nada raro en la dentadura de la señora Nogueras? ¿No les da que pensar Echenique? ¿No les inquieta esa mirada perdida de Belarra? ¿No les inspiran pavor esos ojos fríos de Mertxe Aizpurua?

Yo digo que están entre nosotros, que tienen un plan para dominar España y exterminar a los españoles por la vía de incentivar tener canarios flauta antes que niños, ingerir productos como el tofu o los batidos Détox antes que unos buenos huevos fritos con chorizo y patatas, matarnos de asco con las televisiones oficiales o que vayamos doblando la servilleta a causa de un infarto viendo las noticias. Dicho lo cual, hay que devolver a su ser a Sánchez, rescatar a la abducida Begoña, intentar recuperar a los ministros que tengan el cerebro lavado y plantarles cara. ¡No conseguirán destrozar nuestra patria! Españoles, unámonos en contra de la marciana invasión. Y desconfíen, desconfíen de todo el mundo. Porque nunca se sabe si tu vecino es de Orejilla del Sordete o de otra galaxia. Es lo que me pasa cuando escucho a los que mandan. No son de este mundo.

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