Compromís lleva aplazando más de un año el cambio de su estructura y el paso de coalición a federación. Ese retraso es igualmente dilatado en cuanto a qué socios electorales preferentes va a tener en 2027 (antes si se adelantan las generales o la autonómica en la Comunidad Valenciana) y todo está a expensas de que se consolide una nueva marca política a la izquierda del PSOE.
La alianza con Sumar está en revisión, tanto en lo que respecta al funcionamiento del grupo en el Congreso de los Diputados, como en lo que hace referencia a que sea, de nuevo, un socio electoral.
En cuanto a lo primero, las normas de funcionamiento del grupo parlamentario son difíciles de cambiar en mitad de la legislatura y sólo cabe que Compromís rompa (algo con lo que ha amagado repetidamente), pero que conllevaría la pérdida de recursos humanos y, también, de derechos económicos.
Sorpresa de algunos dirigentes
Esta cuestión, la económica, se suscitó en la última ejecutiva de la coalición nacionalista celebrada el pasado lunes y algunos dirigentes mostraron su sorpresa al saber que perderían dinero si se salían del grupo plurinacional de Sumar y se enrolaban en el grupo mixto, según ha podido conocer Vozpópuli.
Más allá de ese debate, Compromís también ha intentado esbozar posibles alianzas electorales ahora que comienza el segundo tramo de la legislatura y hay que ir pensando ya en socios y candidaturas.
Como en el caso de la estructura y los nuevos estatutos, que se están eternizando porque no hay una base real de consenso, la cuestión de las alianzas estratégicas anda totalmente desenfocada.
Marca tractora en las autonómicas
Sólo parece claro que Compromís será la marca que "tirará del carro", según las mismas fuentes, en el caso de las elecciones autonómicas y las locales donde tiene mayor fuerza que sus potenciales socios. Si hay socios de coyuntura tendrán que serlo bajo las condiciones que imponga la hoy todavía coalición.
Partidos como Podemos, que hace dos legislaturas formó parte del Gobierno valenciano junto a PSOE y Compromís, no superaron en la última convocatoria el 5% y quedaron fuera de las Cortes autonómicas. Es por ello que hay mayor predisposición de los morados a una negociación pero siempre, en principio, en el ámbito nacional donde Compromís apostó en las últimas generales de julio de 2023 por ir de la mano de Sumar de una, entonces, valorada Yolanda Díaz.
Ese pacto se reeditó después para las europeas después de un tira y afloja por obtener los nacionalistas el número 3 de la candidatura (Vicent Marzà).
Ahora bien, el desmoronamiento de Sumar que apenas contiene alguna encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha llevado a los integrantes de la ejecutiva de Compromís a aplazar hacia finales de este año el debate sobre quién será su socio en las próximas generales.
Una nueva marca en ciernes
Las fuentes consultadas afirman que Sumar "no tiene recorrido" y que Podemos "arrastra desgaste de su etapa gubernamental", por lo que dan por hecho que habrá una nueva marca a la izquierda del PSOE y ese será el momento de negociar.
En cualquier caso, Compromís se enfrenta a debates serios antes de ese como es el funcionamiento interno entre los tres partidos que componen la coalición (Més, Iniciativa y Els Verds) y también sobresale el afianzamiento de liderazgos. Con la ausencia de Mónica Oltra (pendiente de jucio) y la jubilación activa del exalcalde de Valencia Joan Ribó, anda huérfano de perfiles con tanto recorrido.
El portavoz en las Cortes, Joan Baldoví, no acaba de ser visto como la opción de futuro como sí se percibió como una persona de transición. Demasiados frentes abiertos en una segunda parte de la legislatura que puede ser más corta de lo programado.