Sucesos

En el colegio okupa que atemoriza a Puente de Vallecas: drogas, machetazos y "zombis entre niños"

Las obras de restauración se paralizaron por el hallazgo de un refugio subterráneo de la Guerra Civil. Ahora, los okupas siembran la inseguridad

  • al colegio okupado en Puente de Vallecas -

El reloj marca las once en punto de la mañana y decenas de alumnos del centro educativo San José, en el distrito madrileño de Puente de Vallecas, cruzan a las pistas deportivas municipales para dar clase de Educación Física. Un muro de obra separa estas canchas del antiguo colegio Fernán Caballero, okupado desde hace años por casi medio centenar de politoxicómanos y sintecho que "siembran la inseguridad" en el barrio de San Diego. El pasado domingo, a plena luz del día, uno de estos huéspedes le seccionó a otro cuatro dedos de la mano de un machetazo. Los vecinos denuncian que el inmueble es un "foco de delitos" y uno de los puntos de venta de droga más activos de la zona.

La mañana de este martes, dos vecinos, Aziz y Pilar, comentan aún el violento suceso -del que aún quedan manchas de sangre- junto a la improvisada entrada al recinto okupado. También lo hace el personal del colegio San José, así como los padres de sus alumnos. Unos y otros denuncian que llevan años alertando de esta situación y "nadie nos ha querido escuchar". El Fernán Caballero, ahora anegado de basura, colchones y residuos de todo tipo, cerró sus puertas hace décadas. Propiedad del Ayuntamiento de Madrid, bajo la alcaldía de Manuela Carmena se iniciaron las obras en 2019 para convertirlo en un proyecto de "economía social".

Un colchón y varios enseres en el colegio okupa

Pero los trabajos que iban a dar una nueva vida al inmueble se paralizaron al encontrar bajo su suelo una galería que, según los técnicos, se trataba de un antiguo refugio de la Guerra Civil. El habitáculo estaba, además,  inundado, ya que bajo el antiguo colegio pasa un arroyo que ponía aún más trabas a las reformas. Después de décadas de abandono, un grupo de okupas se instaló allí y, desde entonces, esta edificación de fachada neomudéjar se ha convertido en el "terror" del vecindario. Preguntada por este asunto, la vicealcaldesa de Madrid, Inma Sanz, reconoció este martes en Telemadrid que los vecinos "tienen razón" aunque Madrid sea una "ciudad segura". También aprovechó para reclamar al Gobierno central que le permita incorporar más agentes a la plantilla de la Policía Municipal, que con frecuencia acude a este conflictivo enclave.

El principal afectado por la presencia de estos okupas es el colegio San José, de Fundación Franciscanas Ana Mogas. Su principal, por el que cada día entran y salen más de medio millar de alumnos de infantil, primaria y secundaria. La directora del centro, Icíar Borque, recalca a Vozpópuli que tanto la comunidad educativa como los vecinos han presentado "numerosas quejas" por escrito a la Junta de Distrito y al Ayuntamiento. Asegura que, para tranquilidad de los padres, el colegio es un "entorno aseguro" y no han sufrido ningún episodio violento por parte de los okupas, aunque reconoce que ni a los alumnos ni a sus familiares "les gusta ver esto" y sienten "inseguridad" en su actividad diaria. 

Mientras conversa con Vozpópuli a las puertas del centro, uno de estos toxicómanos duerme entre cartones en la misma pista municipal donde los alumnos cursan sus clases de Educación Física. "Lleva durmiendo ahí una temporada. Hemos llamado varias veces para que le desalojen", explica. Durante la mañana en la que se recaban los testimonios de este reportaje, varios huéspedes y visitantes del colegio okupa campan a sus anchas por estas pistas, donde además consumen drogas. Por las tardes, en las canchas se reúnen, para colmo,  de la banda de los Trinitarios. "Es su territorio", añade la directora del colegio. 

Basura en las pistas ubicadas junto al colegio okupa

Tal y como relatan los trabajadores del centro y los vecinos, la situación "se ha recrudecido" en el último año y medio. En 2023, la Policía Nacional desalojó a los primeros okupas que llegaron cuando se detuvieron las obras de restauración. Algunos vecinos señalan que "no eran tan problemáticos" y que los verdaderos conflictos llegaron cuando se instaló una nueva hornada de oportunistas en el inmueble. Desde entonces, se han sucedido numerosos episodios de violencia e insalubridad que han depreciado la zona.

Robos, amenazas y un incendio

Quien mejor conoce las fechorías protagonizadas por estos okupas es Mario Escarpa, regente de un negocio de recambios de coches. Por su puerta ve pasar a diario a los toxicómanos, que incluso "hacen sus necesidades" en la puerta del establecimiento y en las pistas que comparten con los menores. Este trabajador ve cada mañana cómo deambulan entre los alumnos del colegio San José, como "zombis entre niños". Al igual que la directiva del centro educativo, tanto él como su padre han presentado numerosas quejas a la Junta de Distrito, además de una recogida de firmas de los vecinos de la zona, pero denuncian haberse topado con una "dejación" por parte de las autoridades competentes. La principal preocupación en el barrio de San Diego es que este antiguo colegio es ahora un "activo" punto de venta de estupefacientes: "El trasiego es constante".

Una okupa entra al colegio abandonado

Hasta el suceso ocurrido el pasado fin de semana, los medios de comunicación tampoco habían conocido la situación que atravesaban los vecinos del barrio de San Diego. Tras prestar sus testimonios, varios okupas han amenazado de muerte a los trabajadores de este negocio de recambios: "Como volváis a hablar os vamos a matar". Mario Escarpa recuerda varios episodios violentos que han vivido en primera persona, como el incendio desatado el pasado verano en el recinto okupa o el hallazgo de un machete en la misma puerta de su local. Es tal el riesgo que cuentan en el establecimiento con un "botón del pánico", un dispositivo que envía una alerta silenciosa a las fuerzas de seguridad al ser utilizado. Aunque por el momento no han tenido que presionarlo, viven con el temor de algún día tener que hacerlo.

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