En medio de la final del torneo en tierra batida por antonomasia, Roland Garros, la leyenda Rafa Nadal ha bajado a la pista, ha dejado su huella y le ha dado el abrazo que necesitaba a Carlos Alcaraz, que ha estado a punto de pisar el abismo en su final frente al italiano Sinner. No hay otra explicación.
Se notaba en el ambiente la presencia del tenista que más remontadas ha salvado a la épica, y hoy Carlos ha cogido el testigo que le tocaba recibir. Del 0-2 en contra al 3-2 definitivo por el que nadie habría apostado en los peores minutos del murciano, cuando hasta parecía perder la calma con su entrenador.
El Carlos Alcaraz-Jannik Sinner de este domingo, donde el joven murciano se ha hecho mayor pasará a la historia por muchas cosas, pero sobre todo por cómo el ídolo de toda una generación, Rafael Nadal, bajó a la pista cuando más se le necesitaba.
De la desesperación al éxito
La presión ha podido con Carlos Alcaraz a los pocos minutos de acabar el primer set de la final de Roland Garros. Su rival, el número 1 del mundo, se le había impuesto en la primera manga por 6-4 tras casi una hora de juego en ese instante.
El murciano ha levantado el tono para dirigirse a su entrenador, Juan Carlos Ferrero, y ese ha sido el momento más tenso de todo el partido, cuando cualquier esperanza parecía a punto de desvanecerse.
"¡¡Ahí no puedo!!", se ha quejado amargamente Carlos Alcaraz al extenista valenciano, que ya ganó este torneo en 2003. "¡Si la tira a un metro de la línea cada vez es imposible!", le ha explicado a gritos a causa de la frustración.
El momento ha pillado por sorpresa a todos los espectadores de la Philippe Chatrier, que han guardado sepulcral silencio para atender con los cincos sentidos a la discusión entre tenista y maestro.
Rafa Nadal, sobre la pista Philippe Chatrier
Y es que el legado del astro mallorquín no se borrará nunca. Su sola presencia, mientras Alcaraz disputa su partido, sirve como aliciente para animar al murciano y a todo el público presente, que —ya se ha visto durante los momentos más complicados— han arropado a un español. Un gran logro de Rafa ya de por sí: que un club francés apoye a un compatriota llegado de más allá de los Pirineos.
El espíritu de Nadal ha bajado a la pista principal del histórico club de tenis perisino y ha llevado en volandas a su sucesor, Carlos Alcaraz, para que consiga lo que parecía imposible: remontar una diferencia de dos sets en contra y forzar la quinta manga.
La huella del mallorquín permanecerá impresa en la placa que la organización del grand slam dejará por perpetuidad en la tierra batida de la Philippe Chatrier, donde se puede ver la pisada de Rafa Nadal desde el pasado 25 de mayo.
Pocas horas antes de la semfinal, Carlos Alcaraz se cercó a ver la huella junto al resto de su equipo para motivarse de cara a una eventual consecución del título.
Este domingo, el espíritu de Nadal ha estado presente en esa misma placa animando a su compatriota Alcaraz, al que le esperan grandes éxitos en esa misma tierra. Eso se ha sumado, además, al apoyo de la grada, que ha estado arropando al español para que remontase la diferencia de Sinner.
Atención médica por molestias en el ojo
Carlitos Alcaraz ha pedido la intervención del médico de manera urgente en la final del Roland Garros porque al final del noveno juego ha tenido problemas en el ojo derecho. No se sabe si entraron polvos de arcillas u otro objeto —aparentemente ha sido un mosquito—, pero el partido se ha parado durante 5 minutos. En el momento en el que recibió la asistencia el partido estaba muy igualado con su rival, Sinner, que ganaba el primer Set por 5-4.
Carlitos ha tenido la oportunidad de ponerse adelante tras romper el juego del rival en el 3-2 pero ha sido remontado rapidámente. Tras este problema en su ojo derecho ha perdido el primer set del partido por 6-4.