En cuestiones lingüísticas, el catalanismo y el nacionalismo apenas difieren. De hecho, en ocasiones el primero puede llegar más lejos incluso que el segundo. Y quien lo dude, no tiene más que fijarse en las políticas en la materia que ha adoptado el Ejecutivo de Salvador Illa en su primer año de mandato. En primer lugar, ha creado una 'consellería' de Política Lingüística, departamento hasta ahora inexistente y que, por añadidura, se encuentra bajo los mandos de un político de Esquerra Republicana: sc Xavier Vila. Y, en segundo, ha aprobado un Pacto Nacional por la Lengua que aspira a que el catalán sea hegemónico en todas las esferas de la vida cotidiana, incluyendo los patios y comedores de los centros escolares, así como en el mundo de la empresa privada.
Y el mes pasado, perseveró en esta senda. Así, hizo pública una 'Guía para la Elaboración del Plan de gestión lingüística de las entidades del SISCAT' destinada a la sanidad concertada. El documento, que despliega una instrucción decretada por el Gobierno de Pere Aragonès para fomentar el monolingüismo en este ámbito, ordena que se establezcan "compromisos y medidas de seguimiento y evaluación" de la cláusula lingüística en "todos los conciertos, convenios o encargos de gestión que el Sistema de Salud Catalán suscriba con sus entidades proveedoras para el encargo de actividad asistencial, así como en las subcontrataciones de estas entidades con sus propios proveedores". Hasta ahora, recuerda el manual, la "cláusula lingüística" figuraba por defecto en los convenios, pero nadie fiscalizaba su aplicación.
Pero, ¿qué establece dicha cláusula? Pues que las entidades sanitarias que contraten con la Generalitat deben "utilizar el catalán en sus relaciones" con la istración, además de en sus "rótulos, publicaciones, avisos y demás comunicaciones de carácter general". Sobre este punto, aclara que tendrán que usar el catalán, como mínimo, en las "actuaciones y la documentación internas, en la rotulación, en las comunicaciones por megafonía, en las instrucciones de uso y, normalmente, en el etiquetado y en el embalaje de los productos o servicios que produzca u ofrezca". Sin olvidar las comunicaciones con "residentes en el ámbito lingüístico catalán", independientemente de que se trate de "facturas" o documentos de poca entidad.
Interlocución directa con Salud
Acto seguido, la guía notifica que las entidades proveedoras del SISCAT deben adoptar un "plan de gestión lingüística" que garantice que la "lengua de uso normal en el sistema de salud de Cataluña sea el catalán" — obligación, aseguran, recogida en el "marco normativo y legislativo" de la comunidad—. Y para coordinar dicho plan, cada centro deberá designará un "referente lingüístico". Esto es, una persona que fiscalice el uso del catalán en estas entidades con medidas de "seguimiento y evaluación" y mantenga un o directo con la 'conselleria' de Salud, a la que remitirá un informe el primer trimestre de cada año.
Por lo demás, el plan se verá beneficiado por la aprobación del mentado Pacto por la Lengua, que prevé destinar 1.140.000 millones a promover el catalán en Sanidad. Y es que el retroceso de su uso en este ámbito, asegura el Pacto, "puede afectar a la seguridad del paciente".
Talleyrand
07/06/2025 08:51
Pero esto que es?