Política

Sánchez, en silencio desde hace 42 días, impone un cerrojazo a la visita del vicepresidente chino: solo habrá fotos

El presidente del Gobierno, asediado por los escándalos, emprendió un giro diplomático hacia Pekín en respuesta a la guerra arancelaria de EEUU

  • Pedro Sánchez (d) y Xi Jinping. -

Nada más terminar la sesión de control en el Congreso, este miércoles, el presidente del Gobierno pondrá rumbo al Palacio de la Moncloa. A las 10.30 recibe al vicepresidente chino, Han Zheng. Pedro Sánchez lleva 42 días sin someterse a cuestiones de la prensa en plena oleada de escándalos y la cita con el dirigente chino no será una excepción. El líder socialista solo permitirá el a los reporteros gráficos para tomar fe del encuentro.

Hace casi dos meses que Sánchez emprendió un giro diplomático hacia Pekín en respuesta a la guerra arancelaria de EEUU decretada por el presidente, Donald Trump. Basta echar un vistazo a la agenda del presidente para ver que en el último año ha intensificado notablemente sus os bilaterales con China. Desde septiembre de 2024, el líder socialista ha tenido al menos ocho encuentros con altos dirigentes del Partido Comunista Chino (PCCh) y representantes de grandes grupos empresariales del país asiático.

El momento culminante de esta ofensiva diplomática tuvo lugar en abril de 2025, cuando el jefe del Ejecutivo español realizó una visita oficial de cinco días a China, en el marco del 20.º aniversario de la Asociación Estratégica Integral entre ambos países. Durante el viaje, Sánchez fue recibido por el presidente Xi Jinping en Pekín, con quien abordó cuestiones clave de la relación bilateral, incluyendo comercio, inversiones y cooperación tecnológica. La reunión con Xi fue la tercera entre ambos mandatarios en poco más de dos años.

Los negocios de Sánchez con China

En el mismo desplazamiento, Sánchez se entrevistó también con el primer ministro chino, Li Qiang, y con el secretario del Partido Comunista en Shanghái, Chen Jining. Además, mantuvo encuentros con ejecutivos de compañías chinas de sectores estratégicos como la automoción eléctrica, las baterías y el hidrógeno verde, entre ellas Envision AESC, SAIC Motor y Chery. Estas reuniones tuvieron como objetivo atraer inversión industrial a España y consolidar al país como destino preferente para empresas tecnológicas en el contexto europeo.

Previamente, en septiembre de 2024, el presidente del Gobierno ya había viajado a Shanghái para participar en un foro de innovación y sostenibilidad, donde sostuvo reuniones con directivos de varias de estas compañías. En esa ocasión, el foco estuvo puesto en proyectos de colaboración en energías limpias, almacenamiento energético y movilidad sostenible.

Ahora se produce la visita de Han Zheng, que aterriza en Madrid en viaje oficial. Ambas partes reafirmarán su voluntad de profundizar en una relación “basada en la reciprocidad, el multilateralismo y el respeto mutuo”. La agenda intensiva de Sánchez consolida el giro de la política exterior del Ejecutivo hacia China, en un contexto de reconfiguración geopolítica marcado por la guerra comercial entre China y Estados Unidos, y por la búsqueda de la Unión Europea de una posición común frente a las prácticas comerciales de Pekín.

La contradicción del acercamiento a China

Desde el Gobierno destacan el carácter estratégico de estos os y subrayan que España actúa como “puente de diálogo” entre China y Europa. Sin embargo, desde la oposición y algunos sectores diplomáticos se han alzado críticas por la falta de referencias a los derechos humanos durante las reuniones y por la posible descoordinación con el enfoque comunitario frente a Pekín.

Bruselas, y Madrid en particular, afrontan una seria contradicción en su acercamiento a China, porque en una comunicación conjunta de la Comisión Europea y la Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad titulada: "UE-China: una visión estratégica", fechada en marzo de 2019, se menciona a China como un país del que recelar: "Es, simultáneamente, en diferentes ámbitos políticos: un socio de cooperación con el que la UE tiene objetivos estrechamente alineados; un socio de negociación con el que la UE necesita encontrar un equilibrio de intereses; un competidor económico en la búsqueda del liderazgo tecnológico; y un rival sistémico que promueve modelos alternativos de gobernanza". El Gobierno español ha evitado referirse así a Pekín, incluido el propio presidente durante su comparecencia con Xi.

El bofetón que propinó Washington, que vino a decir que si España decide alinearse a China e intenta arrastrar a toda la Unión, se estará poniendo una soga al cuello no se lee como un buen preludio de la relación entre la Casa Blanca y la Moncloa. Y aunque el portavoz del ministerio de exteriores chino salió en defensa de España tras escuchar a Bessent, al que afeó que se dedique a amenazar y a chantajear a la comunidad internacional, los diplomáticos temen que España altere en lo sustancial el consenso internacional al que pertenece desde el fin de la guerra mundial: el atlantismo

No deja de ser cierto que el primero que ha puesto en tela de juicio ese consenso es Estados Unidos. Pero estas mismas fuentes alertan de los riesgos de ir por libre, porque España no deja de ser un potencia media regional con escaso poder duro en la arena internacional. El presidente Sánchez, que tras el francés Enmanuel Macron es el primer ministro más veterano de cuantos dirigen las capitales comunitarias, juega sus cartas, marcadas por el expresidente español, José Luis Rodríguez Zapatero.

Zapatero tiene importantes conexiones con el gigante asiático, al que loa en su último libro y al que reconoce su esfuerzo de las últimas décadas para hacer progresar a sus ciudadanos y sacarles de la pobreza. La tesis del exlíder socialista es que el ejemplo chino debe hacer reflexionar a Occidente. Y, aunque dice no compartir su escala de valores, percibe una sustancial diferencia con la Unión Soviética que copatrocinó la Guerra Fría: su total desinterés por trasladar su modelo de sociedad fuera de China y su aparente compromiso de navegar por el planeta respetando las reglas. 

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