Cataluña

La Conferencia de Presidentes acaba en bronca, sin acuerdos y con Sánchez enrocado hasta 2027

El encontronazo entre Ayuso y García, la tensión lingüística y la exigencia 'popular' de que el Gobierno convoque elecciones han presidido el encuentro

"Abróchense los cinturones, va a ser un viaje movidito". La célebre frase que pronuncia Bette Davis en el film 'Eva al desnudo' podría haber servido perfectamente como introducción a la XXVIII Conferencia de Presidentes Autonómicos que ha tenido lugar hoy viernes en Barcelona. En un principio, la cumbre iba a ofrecer escaso contenido político. En parte, por la naturaleza de esta suerte de encuentros, más simbólicos que útiles, pero también porque el Gobierno solo quería abordar en él la educación y la crisis de la vivienda. Sin embargo, el PP amenazó con dar un plante colectivo si no se incluían otros asuntos en el orden del día. Entre ellos, cuestiones incómodas para los socialistas como la financiación autonómica o el control de fronteras, que evidencian el favoritismo del Ejecutivo con el nacionalismo catalán. Sánchez aceptó 'in extremis' todos los puntos pero contratacó planteando a 24 horas del inicio del evento un vistoso acuerdo para triplicar la inversión en vivienda. Si a todo ello le añadimos que Isabel Díaz Ayuso avisó ayer que abandonaría la sala si se hablaba en catalán o euskera, la jornada, sí, se presentaba "movidita".

 

Pese a ello, ha arrancado con aparente normalidad. La llegada de los distintos presidentes ha estado en un primer momento ausente de tensiones, formándose corrillos animados entorno a Sánchez y siendo únicamente significativa una cierta frialdad de Ayuso —que se ha limitado a departir brevemente con Page y Mañueco—. Con todo, las chispas no han tardado en saltar entre Mónica Garcia y la presidenta madrileña, negándole dos besos a la segunda por haberla llamado "asesina" en la Asamblea de la Comunidad —y debiendo ser separadas por Protocolo—. Por lo demás, Ayuso también había caldeado el ambiente enviándole una carta previa a Sánchez informándole de que su "improvisada" propuesta en vivienda no resulta "creíble" y era puramente "ideológica". 

 

En el plano ideológico, precisamente, se ha situado la primera intervención institucional, a cargo de Salvador Illa, que ha subrayado el hecho de que fuese la primera conferencia de presidentes en la que iba a ser posible hablar en catalán, idioma en el que ha desarrollado la mitad de su parlamento. "El catalán es una lengua de todos, una expresión de la realidad de nuestro país. Entender esto es entender España", ha mantenido Illa, en clara alusión a las críticas idiomáticas de Ayuso. Y, en prevención de posibles reproches posteriores, ha aprovechado para defender su modelo de "prosperidad compartida", eufemismo con el suele referirse al cupo catalán que Sánchez pactó con el separatismo. De su parte, Sánchez ha retomado el guante de Illa sobre la cuestión lingüística resaltando que su Ejecutivo no podía más que "decir que sí" a la petición de incluir las lenguas autonómicas en el encuentro, síntoma de nuestra "riqueza" territorial.

Ayuso abandona la sala

Una visión en la materia que ha chocado, de nuevo, con la que defiende Ayuso. Una vez comenzado la reunión, ésta, cumpliendo su palabra, ha abandonado la sala en el momento que ha intervenido en euskera Imanol Pradales. Luego, tras la intervención de Illa —en catalán— ha regresado. El episodio ha provocado una estampida de los periodistas desde la sala de prensa hasta el exterior del ala donde tenía lugar la reunión, por si la presidenta abandonaba definitivamente el encuentro. Pero los guardias de seguridad han impedido el de la prensa a dicha zona.

En el interior, por lo demás, Sánchez ha tratado de conducir el debate a su terreno —los 7.000 millones en vivienda para frenar la "especulación" o los 175 destinados a la Educación infantil gratuita—. Pero sin éxito, pues el andaluz Juanma Moreno no ha dudo en aprovechar la ocasión para pedirle el presidente que, ante las turbulencias que agitan al Gobierno, disuelva las Cortes y convoque elecciones. Una 'rebelión' a la que también se han sumado el gallego Rueda y la cántabra Buruaga. Y que el presidente ha despachado con que los comicios tendrán lugar en 2027, "cuanto tocan". Mientras, Illa, cuya aportación se ha producido íntegramente en catalán, ha echado un cable a Sánchez rogando a los presentes abrazar la "política constructiva" y rehuir el "boicot permanente". En este sentido, ha reivindicado la discutida "financiación singular" de Cataluña recordando la necesidad de revisar el sistema y exigiendo al resto de autonomía alejarse del "ruido" y los "estereotipos" —pero sin concretar detalles del cupo en ciernes—. 

 

En el extremo contrario, se ha situado el 'crítico' Emiliano García-Page, que ha rechazado los "regímenes especiales" y abogado porque la financiación se decida conjuntamente entre todas las autonomías. Asimismo, líderes populares como Mazón o Guardiola se han salido del guión socialista reclamando ayudas a "fondo perdido" para la reconstrucción de la DANA —el primero— o reclamando más un plan migratorio común sin "delegaciones" a las comunidades —la segunda—. Y como detalle amable, ha figurado la propuesta del socialista Adrián García Barbón de celebrar el próximo cónclave autonómico en su tierra, Asturias. Pero los acuerdos, de nuevo, han brillado por su ausencia.

 

"O dejamos la crispación en el perchero, o este encuentro servirá para muy poco", había dicho Sánchez antes de arrancar la reunión —una crispación que, por otra parte, el Ejecutivo ha agitado con frecuencia—. Sea como sea, en esta ocasión, el perchero ofrecido por Sánchez ha permanecido vacío.

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